sábado, 25 de octubre de 2008

Auf wiedersehen. Día 25


Recuerdo un chiste muy tonto de alemanes de Alemania que Loren solía contar, malo como una currywurst, pero en fin, me estoy acordando ahora y es el momento de soltarlo:

PRIMERA PARTE. Un alemán de Alemania en España...
MANOLO: Oye Otto...
OTTO: Dimerr Manolo...
MANOLO: ¿Tú cuántas naranjas podrías comer en ayunas?
OTTO: Trreinta y siete, porrque tendrría murrcha hambrre.
MANOLO: ¡Jajajaja! ¡No Otto, no! Sólamente podrías comer una, porque entonces ya no estarías en ayunas.
OTTO: Muy bueno chiste Manolo, espaniolos muy grraciosos. Cuando vuerrlva a Frrankurrt se lo voy a contarr a mi amigo Frritz.

SEGUNDA PARTE. Un alemán de Alemania en Alemania...
OTTO: Oye Frritz...
FRITZ: Dimerr Otto...
OTTO: ¿Tú cuántas narranjas podrrías comerr en ayunas?
FRITZ: ¿Yo? Ventrritrrés, porrque tendrría murrcha hambrre.
OTTO: Lástima Frritz, si hubierras dicho trreinta y siete te habrría contado un chirrste muy bueno...

Y os preguntarés: ¿a cuento de qué viene esto? Pues viene a cuento de que el alemán se marcha para nunca más volver. Adiós a sus suspiros etílicos, a su fragancia nicotínica y a la comida pudriéndose en la nevera...

Pues sí amigos, se marcha, no tengo ni puta idea de a dónde, pero me lo imagino. Resulta (en confidencia os lo cuento, que es secreto) que su novia, turca de Turquía, está embarazada esperando a su tercer hijo, y le había "echado amistosamente" de casa. No alcanzo a saber si él es el padre o si al menos sabe (sabía) que ella está embarazada, pero el caso es que se ha pasado en esta casa dos meses viendo la tele, fumando y bebiendo birra. Y después de una semana sin venir, hoy ha pasado 3 minutos aquí y ha desaparecido.

No le he visto, no le he hablado, ni siquiera he sabido su nombre hasta que ha venido la casera a decirme que se marchaba para no volver. Hemos tenido muy poca relación, casi nula; en un principio me he sentido mal, incluso culpable, pero con el tiempo, y después de intentar hacer amistad preparándole un desayuno que no sirvió de nada, y más aún hoy, que ni ha dicho "adiós", pues creo que hasta su no-conversación se ha convertido en maleducada. A mi puerta sólo ha llamado una vez para pedirme una cerveza que amablemente le dí. Pero nunca para decir esta boca es mía ni para simplemente sonreír.

Alemanes de Alemania... pues sí, este cumple el dicho, aunque a decir verdad es el único alemán tosco que me he encontrado en la vida, porque he tenido la suerte de conocer alguno que han sido increíblemente simpáticos (un saludo para Martin, Anna y Jonas). Al menos no se había muerto, cosa de la que me alegro. Y encima tengo la casa entera para mi. No tenía fotos de él, pero es más o menos como aparece en el dibujo que os he puesto de Uter.

Esta entrada me sirve como homenaje a él, así como test para saber si puedo publicar más cosas desde la prohíbición sin explicaciones de Blogger en Turquía. Por cierto, su nombre era (y supongo que continuará siendo) Michael.

Auf wiedersehen Michael

3 comentarios:

THOR dijo...

vamos que le tenias mucho cariño,

ahora una casa solo para ti..........

Javi dijo...

pozi, cariño ninguno, aunque tampoco lo contrario, algo así como lo que representa el alavés, sin frio ni caliente, ni athletic ni real.

y la casa sola para mi... mmm... jejej, hace mucho frío como para pasearse desnudo...

Anónimo dijo...

aiaiaiaai...