jueves, 2 de octubre de 2008

Desayunando en turco. Día 2


Hoy he descubierto dos cosas, lo cerdo que puede ser un alemán en İstanbul, y lo rico que puede ser desayunar aquí.

Por partes: el alemán solo fuma y bebe cerveza, por lo que no para de carraspear y eruptar como un camión (sí, como el camión, a su lado el camionero suena como un dulce jilgero). Se le ve simpático, pero un poco cerrado en sí mismo, a parte de tabaco y cerveza se pasa el día viendo la tele alemana y metido en internet, el resto de tiempo está trabajando. Como mi habitación es casi una casa independiente y el salón no da mucho juego (así como que no me interesa la tele alemana), tampoco he hablado mucho con él. Ya veremos otro día, en verdad ha estado fuera hasta hoy y, escuchando los ruidos que hace, tampoco dan ganas de que los comparta conmigo.

Y el desayuno, ayer Zeynep me dió algunas instrucciones básicas para mejorar el típico desayuno español de café/colacao. No recuerdo absolutamente ningún nombre de lo que me hizo comprar, pero puedo asegurar que está de muerte, además de la alegría que da el preparar un desayuno a la mañana, no simplemente calentar leche en el microondas con las legañas sin barrer.


He desayunado una tortilla francesa con un poco de queso estilo feta (muy rico), acompañado de unos panes especiales de desayuno que me han vuelto loco. En cuanto me entere de los nombres os lo cuento, mañana quiero comprarlos de nuevo. También un té con una tetera turca en esos bonitos vasos con forma de tulipán donde esta gente lo bebe. Me he sentido muy feliz, sentado en el sofá de mi gigantesca habitación desayunando de esta manera. Por supuesto que no ha faltado un colacao, pero era sólo para no perder las costumbres del todo.

Luego he tomado una ducha, el baño no está muy allá y la bañera es mínima y sin cortinas, encima no he sabido encender el calentador así que he tomado una ducha de esas fresquitas que te activan sí o sí. Aún estando el baño un poco viejo, está dividido en 3 partes separadas por puertas: el retrete, la ducha y el lavabo, que compartiendo casa es la mejor manera de no molestarnos unos a otros.

Después he ido al super a comprar cosas básicas, los precios similares a los de España, aunque como eran liras en vez de euros, en realidad estaban casi al 50%. La fruta está mucho más barata (he gastado apenas 1 euro en 2 plátanos, 2 manzanas y 5 ciruelas rojas). Y el agua en la calle también (un botellín de agua fresca por apenas 25 céntimos de euro).

A la tarde he quedado de nuevo con Zeynep que me ha llevado a Kadıköy, un barrio en Asia pegado a la desembocadura del Bósforo en el Mármara (o viceversa, no lo tengo claro). Desde allí he visto Europa.


El sitio estaba repleto de gente comprando ropa y comida, todavía dura la fiesta después del ramadán y se ha notado. He comprado un diccionaro turco-español de bolsillo por apenas 5€, y he conseguido un bonobus de aquí, que es como una pila de botón enganchada a un plástico verde.


También he probado por primera vez el Midye Dolma, mejillones rellenos de arroz y con pistachos y especias, con un toque dulce. No esperaba que fuera tan increiblemente rico, la verdad es que me ha vuelto loco, podría haber comprado un millón, pero me he conformado con 2... cada uno a 0,50 liras, algo asi como 30 céntimos de euro. Tengo la intención de aprender a hacerlos para plantarme en la cena de navidad con ellos. Zeynep me ha dicho que en un sitio de Taksim (en Europa) los hay mucho más ricos, habrá que probarlos.

Para comer-merendar-cenar un kepap, que tiene mucha menos carne que en España, pero ni falta que le hace, porque entre el pan que es más rico y el cordero que es realmente sabroso, no se hecha en falta más cantidad. Esto lo he acompañado de ayran, una bebida típica de aquí que se hace con yogurt de leche de oveja, agua, sal y a veces pimienta. Sabe un poco ácido, pero está rico. En İstanbul se bebe mucho para comer, aunque personalmente prefiero una cocacola o simplemente agua, ya que al estar salado no siento que calme la sed al igual que el agua.


Y básicamente no he hecho nada más, volver a casa, cenar un poco y a pasar el rato. Mañana intentaré enseñáros la casa, para que veais lo grande que es mi cuarto.

1 comentario:

bgo dijo...

no se nota nada que lo nestro es la cultura culinaria, la proxima vez que vayas a un mercado muestra el ambiente de la gente, los puestos,.. seguro que son geniales.