Avrasya Maratonu. Día 26

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Con algún problema pero sigo publicando. Si hace dos días me tocó el lado "oscuro" de este país (la censura), hoy me toca el alegre y festivo, muy a pesar de la climatología que pretendía estropearlo.


Hoy se ha celebrado la "30. Kıtalararası İstanbul Avrasya Maratonu" (30ª Maratón Intercontinental Euroasiática de Estamul). Una competición deportiva de 15km desde el lado asiático del puente sobre el estrecho (puente sur) hasta el viejo hipódromo bizantino en Sultanahmet, haciendo un bonito recorrido por la parte histórica de la ciudad.


La versión festiva de la competición ha sido más corta, hasta Dolmabahçe, entre el palacio del mismo nombre y el "İnönü Stadyumu" del Beşiktaş JK. Ha comenzado a las 9 y media de la mañana con la réplica del Diluvio Universal sobre nuestras cabezas.


A pesar de todo, el ambiente ha sido bastante animado, desde el autobús en Kadıköy que nos ha llevado hasta la salida, la variopinta marabunta de gente se ha mostrado excitada y sonriente, yo el primero. En las cercanías de la salida había gente regalando banderas turcas por doquier, y pobres vendedores de "simit" que a duras penas conseguían mantener el pan seco, aunque la palma se la llevaban los vendedores de agua, que ni siquiera ellos mismos se creían que alguien pudiera comprarles un solo botellín en esas condiciones de lluvia torrencial.


Con las notas de una versión festivodiscotequera de la "10. Yıl Marşı", uno de los himnos republicanos turcos, se ha dado la salida. Entre la gente peculiar, ha destacado un grupo de... ¿bomillas?, alguno en bicicleta y, por supuesto, japoneses dando la nota. Todo el mundo portando banderas turcas y con una sonrisa de oreja a oreja, supongo que para que la cara no se les quedase fría, ya que no encuentro palabras para describir la cantidad de agua que ha caído.



En estas estaba cuando ha aparecido ante mi, imponente, el puente sobre el Bósforo, con los rascacielos del distrito de Levent al fondo, semiocultos entre la capa de lluvia. He recorrido esta parte varias veces en el autobús, pero desde luego que nunca he tenido tiempo para pararme a verlo con tranquilidad, y desde luego que tampoco una visión tan clara del puente, con el simbolismo que tiene.


Y aquí estoy, en el último palmo de tierra en Asia, calado hasta los huesos pero sintiéndome afortunado de estar precisamente en este lugar, puesto que es un pedacito de la ciudad que sólo se puede visitar tal día como hoy, el único en todo el año que el puente es peatonal.


Avanzando por el mismo, he empezado a sentir cómo azotaba el viento desde el norte, calándome los pocos huesos que aún tenía secos. Al llegar al pilar del puente, cuando he querido sacarle fotos, he empezado a escuchar gritos mientras el asfalto empezaba a temblar. Al girar la cabeza me he encontrado con una escuadra de la policía que se estaba "luciendo" entre la gente con su trote coordinado al milímetro. Todo el mundo ha comenzado a agitar las banderas y a aplaudirles, igualito que haríamos en España...





El camino continuaba, apenas kilómetro y medio de puente que, entre las pausas para las fotos y el paso lento, el viento, el frío y el agua intentaban matarme de mala manera. Mi abrigo más preparado para el invierno siberiano que para el lluvioso otoño istanbulita, empezaba a pesar como un muerto; y no quiero comentar sobre mis gafas empañadas cada dos por tres. Pero qué quereis que os diga, tan sencillo como que si miraba atrás, tenía Asia, y a mi frente, Europa, dandome un húmedo pero placentero paseo sobre el mar.





Al llegar al centro del puente he sacado una foto a una de las sujecciones del puente, para enseñársela a mi hermana la arquitecta-ingeniera, a ver si le diera uso en su cabeza, puesto que dudo que tenga otra oportunidad de verla tan de cerca. Desde ahí hasta el final no he sacado muchas fotos, ya que la cámara estaba sin pilas y quería exprimirla al máximo.




Y en estas entramos en Europa, apenas un cartel simbólico pero no muy logrado. Desde aquí se bajaba a Beşiktaş, camino del estadio de fútbol. En la zona se sitúan unos edificios militares fuertemente protegidos a los que me ha dado miedo sacar foto, sobre todo por las pedazo de metralletas de los soldados presentes en ellos, y tampoco eran nada del otro mundo, simplemente me ha llamado la atención las alambradas alrededor de los mismos.


En Beşiktaş había innumerables banderas, puesto que este miércoles se celebrará el Día de la República. Al final del trayecto nos han dado agua, esta vez gratuita. La he cogido porque el envase era peculiar y aquí la tengo, aún sin beber. En realidad me encanta la lluvia, pero hoy he acabado de ella hasta los mismísimos.



Acto seguido he ido al "iskele" de Beşiktaş para coger el "vapuru" a Kadıköy, donde me he desentumecido un poco. Sigo pensando que estos barcos son increíbles, he viajado cómodamente sentado al calor de la calefacción, comiendome un "simit" para recuperar energía y viendo la ciudad bajo la lluvia en el exterior. La pena ha sido que el vendedor de té no ha pasado por mi zona, así que no he podido calentarme por dentro.




El resto, minibús a casa, cambio de ropa y cama, quería ir a un concierto en Kadıköy a las 3.30, pero entre el madrugón, la caminata, el frío y que para cuando estaba seco ya era la hora de marchar a la calle (con la lluvia que aún no ha terminado), pues me he quedado bajo las mantas de mi cama.

Y eso es todo lo que ha dado de si el día de hoy...