miércoles, 29 de octubre de 2008

Día de la República / Cumhurriyet Bayramı. Día 29


Hoy es el día de la República de Turquía, fecha en la que todo el mundo salta a la calle a cantar himnos republicanos, a exaltar la figura de Atatürk (líder de los primeros años de la República) y a ser más turco que nadie. Un día dedicado a desfiles militares y a fiestas por todos los barrios de İstanbul, con el espectáculo de barcos y luces en el Bósforo como acto culminante.

Total, un puto desastre, el desfile de 3000 barcas y barcos en el Bósforo mantuvo cerrado el tráfico martítimo desde las 6 y media de la tarde, sin previo aviso, con el consiguiente cabreo de multitud de istambuleños que no tenían forma de pasar de un lado a otro de la ciudad. La falta de previsión y organización alcanzó a los autobuses, puesto que no se planificaron refuerzos en las líneas que cruzan los puentes, y el aumento de coches y taxis en la zona, así como la ingente cantidad de peatones, convirtieron las calles de los barrios cercanos al estrecho en un escenario al más puro estilo "¿Dónde está Wally?".


Y ahí estaba Wally (o sea yo), con muchas intenciones y pocos resultados. Quise montarme en un barco para participar del espectáculo lumínico desde el mar, pero no hubo manera de encontrarlo. Estaba con Zeynep, fuimos a Kadıköy para intentar subirnos a uno y nos movimos de un lado a otro con el deseo de conseguirlo, pero nada. Los "iskeles" públicos estaban cerrados, en los muelles de los barcos privados no había movimiento, ni esperanzas de ello. Estuvimos desde las 6 hasta las 6:45 dando vueltas. El espectáculo comenzaba a las 7, así que dimos por perdida la oportunidad de ir al mar y navegar, entre canciones, luces y bebidas, de la mano de otros 2999 barcos más.


Entonces decidimos ir a Üsküdar, ya que el espectáculo de cañones de luz era entre este barrio y el de Beşiktaş, ambos cerca del primer puente sobre el Bósforo. El camino, de apenas 10-15 minutos, fue de una hora, atrapados como estábamos entre el terrible tráfico. Aún así yo estaba feliz, puesto que era mi primera vez en un dolmuş (taxi comunitario) y, dejándo aparte el riesgo para nuestras vidas, fue un auténtico espectáculo de feria. El dolmuş es una furgoneta monovolumen cuyo conductor cree que la calle es suya, metiéndose por direcciones prohibidas, adelantando por aceras, sudándosela los semáforos y cruces. No quiero imaginar lo que hubiéramos tardado en llegar a Üsküdar si no hubiésemos rebasado las normas básicas de circulación y de respeto por la cinemática y movimiento de los cuerpos sólidos (sobre todo de los cuerpos humanos dentro de una cafetera con ruedas). Toda una experiencia: "dolmuş en İstanbul", probadla, seguro que próximamente os ponen uno en vuestro parque de atracciones más cercano.


En Üsküdar vi más movimiento que en Kadıköy, con mezquitas decoradas para la ocasión, y el centro del barrio animado con puestos de comida y banderas. Pero el espectácuo estaba completamente deslucido, probablemente porque el límite con el mar estaba muy iluminado y era imposible diferenciar el juego de luces provocado por los potentes focos instalados. Se veían, sí, pero desaparecían en la noche a los pocos metros y no eran nada especial. Y apenas se veían cuatro luces de los barcos en el Bósforo. Un fracaso que achaco, como buen medioambientólogo, a la inmensa contaminación lumínica de esta ciudad.


Ya aburriéndonos, decidimos coger el bus de regreso a Kadıköy, puesto qe era ya las 8:10 y a las 9:30 empezaba un concierto a medio camino de mi casa. Fue subirse al bus y ponerse en marcha y comenzar el espectáculo de fuegos artificiales, así que de lo poco que podríamos haber disfrutado, nos lo íbamos a perder por coger el bus 15 segundos antes de la cuenta.


Pero el karma nos quiso dar un respiro, y provocó un accidente sin consecuencias (un poco de chapa rota entre un bus y un coche) que bloqueó el paso durante 20 minutos, suficiente para ver los fuegos artificiales tranquilamente y bien calentitos dentro del autobús. Un poco de buena suerte ante la tarde tan desastrosa que llevábamos.


En fin, no obstante el regreso con tanto tráfico fue lento, 40 minutos, y después media hora más esperando al bus 4 para ir hacia el concierto. Así que llegamos a las 10 a nuestro destino, en plena Bağdat Caddesi, donde había muy buen ambiente. Lo primero que vimos fue un pequeño espectáculo de video con imagenes de la vida de Atatürk decorada con el audio de alguno de sus discursos (de los que evidentemente no entendi ni palabra) y un busto al que no pude sacar foto porque estaba siempre con alguno/a posando para otra persona.


Camino del concierto nos encontramos con un pequeño corrillo que bailaba al ritmo de una banda de percusión brasileira que intentaba animar en el frío del día. Era gracioso ver el estilo de baile de aquí a ritmo de batucada, el movimiento elegante de las caderas turcas a la frenética velocidad de las brasileñas. No dió tiempo a mucho puesto que estaban a punto de marcharse.


Ya llegando al concierto, no lo pudimos ver muy bien puesto que estaba hasta arriba de gente, tanto que vi personas subidas a los árboles y cantando como posesos todas y cada una de las canciones. Quise sacarles fotos pero me fue imposible hasta que a uno de ellos no se le ocurrió nada mejor que, en vez del clásico mechero o el moderno teléfono móvil, encender una bengala durante la inevitable balada. El grupo en cuestión era MFÖ, banda turca que comenzó en los años 80 que goza de muchísima fama. Era curioso y gratificante ver como gente de 50 años bailaba y cantaba junto a veinteañeros, temas de pop y rock cargados de divertidos ritmos funky.


Fue apenas media hora (de un concierto que fue de hora y media), pero al menos pudimos hacer algo interesante el Día de la República que fue demasiado caótico como para disfrutarlo. Esta es mi experiencia, que seguro que otro año (si lo viviera de nuevo) será completamente distinta. Mi primer "fracaso" en mis aventuras que, no obstante, acabó bien, ya que esperando el taxi a casa fui el más listo de toda la cola y pillé el primero, con el consiguiente conjunto de gritos en mi contra. No veais lo bien que sienta al orgullo ser el que cabree a otros, y no el que se cabree por otros, no se si me explico bien...

Un abrazo a todos.

2 comentarios:

Unknown dijo...

En Ankara lo que debió de haber son desfiles militares a mogollón, pero yo ni me enteré. Me llamaron unos amigos para felicitarme el día de la República (a lo que no pude evitar pensar "Gracias, ¿pero a mí qué?) y poco más.

Anónimo dijo...

Què ca...
Deverían haberos pinchado las ruedas del taxi.