miércoles, 22 de octubre de 2008

Moverse en İstanbul. Día 22


Hoy me he levantado sonriente, feliz porque empiezo a sentir que controlo la ciudad (que no significa el idioma) y porque la gente de aquí tiene un punto "pueblerino" en el buen sentido de la palabra. Aquí cualquiera se te pone a hablar de vete a saber qué, los pasajeros hace cadena en el minibus para dar los cambios del billete a algun señor que se ha sentado atrás, donde los perros y gatos viven felices sin molestar ni ser molestados, donde todo, incluso el tráfico, puede hacerte sonreír. Son pequeños detalles que me hacen pensar en la imagen tan equivocada que se tiene en España de este país, al menos de esta ciudad.

Controlar İstanbul supone controlar los transportes, ya se irme hacia los "puntos calientes" de la ciudad como Eminönü, Beyoğlu, Beşiktaş, Medicideköy, Üsükdar o Kadıköy. Me he movido en casi todos los transportes disponibles en esta ciudad, aún me queda por probar los dolmuş y las pequeñas barcas que cruzan el Bósforo. También alguna cosa más que, o no veo la ocasión, o todavía desconozco.


Mi primer transporte fué el taxi ("taksi"), bárbaro. Recuerdo tomar las curvas a dos ruedas escuchando tecno-pop turco y con la cabeza aun mareada del avión. De cinturones de seguridad no hablamos, porque de haberlos, no los encontré. Aún así el tipo me llevó rápido y barato al "iskele" de Bakırköy (el más cercano al aeropuerto Atatürk), por lo que supongo que no me timó. La tarifa es de 2 liras de salida más 1,30 cada kilómetro, cosa que se agradece puesto que aquí los atascos son monumentales, y no es plan de que el taxímetro vaya subiendo por segundos. Los dolmuş que aún no he probado, no son otra cosa que taxis compartidos, furgonetas monovolumen que tienen trayectos prefijados y puedes hacerte por 2-3 liras un trayecto que si lo pagases en un taxi normal te costaría probablemente 10-15. He visto fotos de preciosos cadillacs que se usaban como dolmuş hace 10 años, pero eso ya se acabó, al menos yo no he visto ninguno.




Los autobuses ("otobüs") son modernos y cómodos. A pesar del tráfico caótico e intenso son puntuales. Cerca de casa tengo una estación grande donde puedo "elegir" a dónde quiero irme, cosa que viviendo tan lejos del centro como yo, es de agradecer. Apenas tardo 10 minutos en llegar. Como pega los autobuses podrían tener más frecuencia, puesto que siempre van hasta arriba de gente, pero en mi caso, que me como la línea desde la primera a la última parada, tampoco es demasiado problema (salvo que me encuentre a un/a anciano/a sin asiento, en cuyo caso me jodo, que ya me ha pasado una vez). También he viajado en unos de color rojo bastante antiguos, que deben hacer trayectos alternativos, más largos, en los que, al menos el día que viaje yo, no había mucha gente. En esta ciudad existen casi 500 líneas de autobuses, en manos de numerosas compañías y de conductores privados, así que es prácticamente imposible dominarlas todas.



Como alternativa están los minibuses ("minibüs") que se desplazan a la velocidad del diablo aún parándose a cazar cualquier cliente a su alcance. Ya os he hablado de este sistema alguna vez, son unos autobuses de color azulado bastante viejos que hacen el mismo trayecto que las lineas principales de los "mayores". Son apenas más grandes que una furgoneta y tienen digamos que "barra libre" a la hora de parar, puesto que lo hacen en cualquier sitio (se la suda quien esté detrás esperando) y se mueven con horarios anárquicos. Como hay tantos se hacen la competencia (siempre con una sonrisa y un bocinazo), adelantándose continuamente para ser el "primero de la fila". Tienen una frecuencia bestial, no pasa un minuto sin que veas aparecer alguno. Al principio los odié, pero ahora estoy seguro que cuando me marche de aquí los hecharé de menos.


El otro día, volviendo de Sultanahmet probé el tren ("tren", "yolcu treni") por primera vez. Es realmente viejo, pero increíblemente veloz. Hice en media hora lo que habitualmente tardo una enterita, y eso a pesar de que tuvimos que retroceder una estación y cambiar de tren. Aunque el problema de la "sobrepoblación" es mayor si cabe que en los autobuses. Cuando me bajé en la estación de Bostancı vi a un hombre que no entraba en el vagón, así que tenía medio cuerpo fuera mientras el tren se marchaba, no se que habrá sido de él, espero que alguno metiera tripa lo suficiente para que el pobre pudiera entrar del todo. Ante esto, una recomendación: coger los vagones de los extremos.


También existe el tranvía ("tramvay") en esta ciudad, bastante rápidos y modernos, presentes en la parte europea (aunque creo que hay uno en la asiática). Yo no los he cogido, pero en cambio sí que he montado en el tranvía nostálgico de Taksim ("nostalji tramvay"), donde hasta los revisores visten con trajes de época y es realmente bonito (a la vez que su precio es el estándar, nada de suplementos por viajes en el tiempo). El tranvía nostálgico te lleva a Tünel, donde a su vez termina el funicular (llamado comúnmente "tünel"), el transporte más antiguo de İstanbul (inaugurado en 1875) que te trae a este punto desde Karaköy, un trayecto de apenas 550 metros con un desnivel de 60 metros. También existen algunas líneas de teleférico ("tereferikler") que ni siquiera se dónde están.





El metro fué inaugurado en el 2000, y aunque consta de pocas paradas es bastante útil, y lo será aún más cuando abran el túnel bajo el Bósforo. Yo he parado en Taksim y 4.Levent, y he de decir que son estaciones bastante grandes y limpias, decoradas con representaciones de la historia de Turquía. Una de las razones para que no existiera hasta hace poco es el increíble coste de construcción y mantenimiento, puesto que İstanbul está situado en el choque de las placas tectónicas africana y euroasiática, y el bósforo forma parte de una factura, por lo que es zona de alto riesgo sísmico y hay que dotar al subterráneo de la seguridad necesaria. Y esto sin contar con las dificultades debidas a la cantidad de tesoros arqueológicos que debe haber debajo de la ciudad, o el riesgo de derribar los que ya existen en superficie.


En cuanto al transporte marítimo, una ciudad de las características de İstanbul tiene dos opciones, darle la espalda y buscar alternativas para "minimizar" su presencia, o utilizarlo como una autopista natural, veloz, libre de semáforos, cruces, calles y vehículos, que es lo que se hace aquí. Los autobuses marítimos ("deniz otobüs") van de cine. Son catamaranes gigantescos provenientes de Noruega, con el interior al estilo de un avión y que casi literalmente vuelan sobre el agua. Los probé sólamente el primer día a mi llegada, y en 40 minutos me desplacé desde Bakırköy hasta Bostancı (parando en Kadıköy). Aquel día no lo valoré, pero ahora soy consciente de la distancia recorrida y el tiempo que habría invertirdo con otro tipo de transportes (probablemente el triple). Son rápidos y cómodos, aunque un poco caros (3 veces un "vapuru").


Precisamente los vapores ("vapuru") son sin lugar a dudas lo que más me ha gustado. Son eficientes, rápidos, baratos y sobre todo bonitos. Es realmente precioso ver cómo se acercan escupiendo humo por su chimenea dorada. Y una vez dentro son agradables, tienes lugares para sentarte a ras del mar, o si quieres evitar el remojo tienen una cubierta superior, también asientos en cabina. Encima disponen de un pequeño bar donde puedes pedirte un "simit" o un "çay" (té) por precios económicos, o incluso camareros que se mueven por el barco ofreciéndolo. Quizá es porque mis mejores recuerdos de esta ciudad los estoy teniendo en sitios que visito en "vapuru", pero realmente disfruto cada vez que los veo, los escucho o los siento debajo de mi delicado pero gordo culo. También los hay en su versión para transportar coches ("araba vapuru").



Como ya he dicho, tengo mucho interés en ver y viajar en las barcas que cruzan el Bósforo, puesto que a buen seguro me darán una nueva visión del lugar. Creo que alguna de ellas se dedica a hacer rutas turísticas por el Bósforo, así que ya intentaré enterarme de cómo funcionan.

Y todo esto, salvo los taxis y dolmuş, se puede hacer con el "akbil", un una especie de "bonobús" hecho de plástico y que tiene el tamaño del dedo pulgar con una especie de "pila botón" en el extremo. Lo puedes poner tranquilamente en el llavero, o incluso utilizarlo como ídem. Este "botón" se inserta en las máquinas canceladoras presente en autobuses o paradas de metro, tranvía, ferry... Existen en varios colores, el mío en concreto es verde, aunque no se si tienen algún significado. La rebaja no es muy grande (un 10%), pero es útil si coges varios transportes, puesto que si haces el transbordo en menos de una hora, el segundo billete te sale a mitad de precio (a ti y a todos los que pagen con el mismo cacharro, que se puede compartir). Existe también en formato tarjeta que está destinado a gente especial, como jubiletas o estudiantes. Ah, los minibuses sólo aceptan dinero en efectivo, por lo que tampoco puedes pagarlos con el "akbil".


Y esto es todo por hoy, como veis moverse aquí es una ciencia pero que, como todo, se aprende poco a poco con la necesidad.

¡Un beso y un abrazo a tod@s!

3 comentarios:

THOR dijo...

FALTA EL HELICOPTERO Y LOS BURROS

Javi dijo...

Pues sí Alex, tienes razón, me he olvidado de hablar de los burros...

En las Islas Principe te puedes mover en burro, en bicicleta y en carro de caballos, aunque creo que es un poco caro...

En cuanto a helicópteros no lo se, quizá la linea Indautxu-Galatasaray esté ya en funcionamiento.

Anónimo dijo...

Solo falta pasar el rio en piragua, jeje