jueves, 27 de noviembre de 2008

Hoşgeldiniz Jaime bey! Día 58


Hoy era el día que venía Jaime, mi amigo de Madrid que ha querido visitarme, ya que tenía vacaciones. Con él voy a aprovechar la semana para ser el turista que no he sido en 2 meses, y estos días visitaremos todos los rincones "imprescindibles" de İstanbul. Como siempre que quedo con él (sea Madrid, Barcelona o İstanbul), he llegado media hora tarde con una justificadísima (como siempre) razón.

Han sido 3 horas de pesadilla, el periplo comienza en mi casa en Altıntepe, Maltepe, y acaba en el aeropuerto de Atatürk. Primero un minibús que se ha tirado como 75 minutos en hacer un recorrido que habitualmente lo acaba en 45, dejándome en el "iskele" de Kadıköy donde he tomado el ferry a Eminönü, que suma 20 minutos de barco y 5 esperando. De ahí me he montado en el tranvía, que estaba atestado, mucho más que un camión de cerdos el día de Santo Tomás.

Si uno se mira un mapa de transportes de İstanbul verá que el que quiera ir al aeropuerto Atatürk (parada de metro de "Havalimanı") desde Eminönü, tiene que coger el tranvía con dos paradas alternativas, sea la de Yusufpaşa o Zeytinburnu. Cualquiera que viera el tranvía ese día a esa hora, concluirá que mi decisión fue irremediablemente la primera, ya que era el oxígeno lo que se quedaba fuera de los vagones para permitir a la gente subirse. 9 paradas, 20 minutos. Y de ahí trasbordo al metro.

Ay el metro... moderno y cómodo como pocos, pero caraio, mirando el mismo mapa de transportes vereis la inmensa y absurda (para mi) vuelta que da alrededor del sur del Cuerno de Oro. 16 paradas, 45 minutos bajo tierra o entre paredes que, salvo la visión del centro de exposiciones de İstanbul (İstanbul Fuar Merkezi), ha sido aburrido y estresante porque he salido de Aksaray a la hora precisa en la que debiera estar entrando en el aeropuerto. 3 horas para ir a por Jaime, el cual me esperaba con esa delicada sonrisa del que te quiere matar y abrazar al mismo tiempo.

La vuelta ha sido en el autobús marítimo, nada de recorrer la ciudad y sus transportes de nuevo. Si en esta ocasión veis el mapa del İDO os dares que si vuestra intención es ir del aeropuerto Atartürk a Kadıköy o a Maltepe (con Bostancı entre medias), la alternativa del autobús (o mejor dicho del "avión") marítimo es sin duda la mejor. Se coje un taxi desde el aeropuerto al "iskele" de Bakırköy (12 liras) y de ahí se parte veloz hacia Asia en el "deniz otobüsi", que consume 4 créditos de mi "akbil" (1,30 liras por crédito). El viaje que fue de 180 minutos a la ida, apenas fueron 45 de regreso.


Así también he recordado en ojos de Jaime mi propio primer día. La cara llena de excitación, la impresión de entrar en el ultramoderno catamarán-autobús esperándose un barco corriente, los megacargueros descansando a orillas de la ciudad, las luces que iban sucediéndose hasta llegar a la iluminación de la reconocible Mezquita Azul, la ilusión de cruzar a Asia y, finalmente, poner pie en tierra en Bostancı.


Al llegar lo primero que Jaime ha sentido del "İstanbul way of life" ha sido cómo un cliente insatisfecho apalizaba a un taxista con una mala ostia que pocas veces he visto. La primera y única muestra de violencia que he encontrado en İstanbul y que a un hombre criado en Carabanchel como mi amigo tampoco le ha asustado.

Cómo no, antes de entrar en casa le he querido enseñar la "experiencia kebap" en Turquía. Hemos ido a comer un İskender Kebap en el mismo sito que 2 meses atrás me "estrené" yo. Zeynep, que se ha venido conmigo, se ha pedido un Adana Kebap, que honestamente estaba más rico que el İskender, pero Jaime ha tenido oportunidad de probarlo todo y darse cuenta de la diferencia. Incluso nos han invitado a un lahmacun, cosas de la vida turca.


De ahí a la tienda a por cervezas y a casa, a darle su primera experiencia turca con nargil, tavla y las Efes Pilsen. En casa Zeynep se ha soltado con el español (que tanto se queja que no la dejo hablarlo), jejeje, ha sido bastante gracioso, y bochornoso para mi, puesto que me recuerda que en mis dos meses turcos, y los 6 previos estudiando en casa, apenas se hablar el "turco de supervivencia".

Por fin hemos aprendido a encender el calefactor, y la calidad de vida ha cambiado drásticamente en mi casa, así que con la cachimba y la cerveza hemos hechado horas. Zeynep se ha ido a dormir bastante pronto (cosas de tener que levantarse a las 6 de la mañana, la pobre), pero Jaime y yo hemos estado hasta las 5 de la mañana hablando, fumando y bebiendo cosa mala, momento en el cual nos hemos ido a la cama con la cabeza como un bombo. La idea era madrugar al día siguiente y no era plan de quedarse hasta muy tarde... ejem.


¡BIENVENIDO SEÑOR JAIME!

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