domingo, 12 de octubre de 2008

En casa bajo la lluvia. Días 11 y 12


Este fin de semana no ha parado de llover, por lo que no he salido de casa y me he quedado a estudiar un poco y leer un rato. No ha sido un fin de semana de vagos porque, aunque mi culo no se levantara de la cama, mi cabeza ha estado activa para hacer los trabajos del master. Tengo hasta finales de noviembre para acabarlo, pero no quiero que me pille el toro, así que prefiero aprovechar estos días en los que se está mejor en casa.


Como lectura estoy leyendo "Corsarios de Levante", el sexto libro de Las Aventuras del Capitán Alatriste de Arturo Pérez-Reverte, donde se relatan las aventuras de una galera española navegando hacia el Egeo cerca de İzmir-Esmirna para pelear contra los turcos. Es interesante el punto de vista del libro, puesto que aunque habla de ellos como enemigos, al menos dice que la pelea con ellos era de "igual a igual", de soldados con oficio y respeto mutuo porque, en el Mediterráneo:
"Para nosotros, españoles venidos de razas antiguas, con una historia reciente de muchos siglos de matar moros o matarnos entre nosotros, no era igual degollar a ingleses forasteros que vérnoslas con turcos, berberiscos o gente propia de las naciones que orillábamos aquellas aguas. Al capitán Robert Scruton y sus piratas nadie les había dado vela en nuestro entierro; aquellos forasteros intrusos estaban de más, y acogotarlos en Lampedusa no había sido más que un trámite, un acto de higiene familiar, un despiojarnos de garrapatas antes de seguir con nuestras verdaderas cuentas pendientes: turcos, españoles, berberiscos, franceses, moriscos, judíos, moros, venecianos, genoveses, florentines, griegos, dálmatas, albaneses, renegados, corsarios. Vecinos del mismo patio mestizo. Gente de idéntica casta, entre la que no era descabellado compartir un vaso de vino, una carcajada, un insulto rotundo y pintoresco, una broma macabra, antes de crucificarse o intercambiar cabezas a cañonazos con imaginación y saña. Con buen, viejo y sólido odio mediterráneo. Pues nadie se degüella mejor y más a gusto que quien harto se conoce."
Es la literaria y ¿sensible? manera de Pérez-Reverte de decir lo mismo que Filiz me dijo el viernes, que musulmanes o cristianos, turcos o latinos, compartimos mucho más que lo que nos separa. Sólo se necesita viajar y conocer, puesto que, otra vez en palabras de Pérez-Reverte, "más peligroso que un criminal, es un ignorante".

Y aquí acaba mi lección filosófico-literaria.


Estos días me he levantado más o menos temprano (sobre las 10) y el alemán, como siempre, estaba con su ordenador en el salón, viendo la tele alemana y eruptando y tosiendo como una vaca enferma. Cada día me enerva más, porque "su enfermedad" se cura simplemente reduciendo el tabaco y la cerveza que también consume (ambas cosas) en el retrete... Es el más desagradable pero efectivo despertador.


Ayer sábado me levanté con energía y preparé un buen desayuno. Fui incluso a comprar el pan bajo la lluvia, y unos pasteles, puesto que pretendía hacer un poco de amistad con el tipo este (del que sigo sin recordar el nombre). Preparé té al estilo turco, una tortilla con patatas fritas, un poco de queso y tomate con sal, así como un simit, un açma de queso y los citados pasteles (que me recordaban mucho a esa tarta de galleta y chocolate tan rica de mi abuela).

El tipo me lo agradeció con una sonrisa y un "tesekkurler" (gracias en turco), pero ahí se acabó su conversación. En vez de meterme en la habitación a comer me quedé con él en el salón, pero siguió chateando en el PC y de vez en cuando ojeando la tele. Tampoco me esperaba hacer amigos, quizá no le pillé en un buen momento pero bueno, al menos lo he intentado.


Ya no llueve, pero el frío y la humedad se han quedado. He ido a dar una pequeña vuelta hasta el Mármara, pero ahora estoy de regreso en casa y no pienso salir de este edredón en toda la noche. Mañana, si no llueve mucho, voy a Prens Adalar, unas islas apenas a un kilómetro de mi casa y que tengo muchas ganas de conocer, pero que parecen ser un poco caras. Pretendo pasar el día alli, andar en bicicleta (el único medio de transporte junto al caballo) y comer alguna cosa nueva que luego os pueda contar. El invierno se acerca y yo lo espero con ansia, porque uno de mis sueños es ver la nieve aquí.

Y nada más por hoy, continuaré leyendo Alatriste un rato. Güle güle!



Almanla işe yaramadı ama senin kahvaltın benim yüreğimi yedi.

6 comentarios:

THOR dijo...

no si en Turquia no llueve casi nunca , ahora vas tú y te llevas el agua de Bilbao.

Por cierto dile al alemán que tu futuro cuñado es campeón de Irutos de Madrid

bgo dijo...

pues que sepas que por aqui, por Bilbao, Mayte ya tiene su vestido de novia y no eres capaz de imaginar lo requeteguapa que está, lo vais a flipar!!!!!!!!!!!
Por San Fernando han sacado la piragua,pero tenemos un hermano patron de barco y no hay que preocuparse, de todas formas como se alteran por un par de charquitos de ná.
No sé si estos comentarios quedan bien en tu diario pero que quede constancia de que hay vida fuera de Turkia.

bgo dijo...

Estoy tan liada con el trabajo que leer tu diario es la alegria del día, has agrupado dos días pero no importa, no dejes de contarnos cosas. Un besazo

don yonson dijo...

hola de nuevo... me alegra que todo te vaya bien. me gusta leer tus comentarios, me recuerdan mucho lo que yo siento al llegar a una ciudad tan magica como Estambul. la verdad que es un sitio que enamora. espero que te siga llendo todo asi de bien. un saludo. hosçekal

Javi dijo...

merhaba señor yonson!

muchas gracias! realmente estoy en la gloria...

jeje, nos vemos pronto de nuevo por el curso!

Anónimo dijo...

¨nadie se deguella mejor y más a gusto que quien harto se conoce¨...glups!!!