sábado, 8 de noviembre de 2008

Cümle âlem bir'dir bize! Día 39


Cümle âlem bir'dir bize, todo el mundo es igual para nosotros...

Hoy es uno de esos días que ya de por sí merecen un viaje. Una tarde-noche en los alrededores del Gran Bazar donde, más allá de los vendedores gritando sus mercancías, puedes encontrar un callejón amable con música y çay alegrándote la vida. Donde un amigo es el que te sirve un poco de rakı, o el que te invita a bailar (aunque no lo hagas) al ritmo de los sonidos del norte de Turquía, o de los alevíes y sus relajantes melodías religiosas, llamándo a la paz de espíritu y libertad de mente.

Adımız miskindir bizim
Düşmanımız kindir bizim
Biz kimseye kin tutmayız
Kamu alem birdir bizim.

Nos llamam al unísono
Nuestro enemigo es el odio
Nosotros odiamos a nadie
Todos nos vemos iguales y únicos.
(Yunus Emre, poeta aleví)

Todo ha comenzado a la mañana cuando, por arte de magia, la luz ha vuelto a la civilización. Resulta que sí que había un interruptor general (en el exterior de la casa), y a eso de las 10 ha venido el técnico que ha tardado algo así como 12 segundos en reparar el problema. La casera avergonzada (yo también un poquito) le ha dicho muchas gracias y le ha largado de vuelta, eso sí, sin darle ni un kuruş (centimillo de ná) de propina, por eso de las molestias.

Acto seguido, ya con electricidad, he encendio el ordenador de nuevo para poder ver el correo, y he hablado con Ozan de quedar a la tarde en el Gran Bazar para ver el festival. Se trataba del "Medeniyet Geçtileri", en el bazar de Büyü Yeni Han. Ha venido también Zeynep, que fue la que me habló primero de ir a Eminönü para escuchar los conciertos, y con la que iba a ir igualmente. Pero es siempre mejor ir más acompañado a estos sitios.

A eso de las 3 y veinte hemos cogido el ferry Kadıköy-Eminönü, tan bonito como siempre. Hemos intentado sentarnos fuera, en la terraza superior, pero hacía mucho frío y hemos vuelto al interior, ya repleto, así que ha tocado sentarse en las escaleras. Tampoco ha sido nada preocupante, calefacción en marcha y motores listos para un confortable viaje intercontinental...





Hemos llegado a el muelle de Eminönü sin problemas, y de ahí a la puerta del Gran Bazar a costa de preguntar a los vendedores que con un ¿simpático? "şurada" ("por ahí") nos han marcado al menos la primera calle a tomar. La verdad es que no destacaban precisamente por eso, la simpatía. Ya sabes, si no compras no hay sonrisa, así funcionan las cosas a veces. Y de esta manera, preguntando en cada esquina hemos ido avanzando, hasta que un vendedor sí que ha sido simpático de verdad y se ha molestado en detallarnos el camino, y gracias a él hemos llegado, más o menos, al rincón donde se celebraba el festival. El "más o menos" viene a que nos hemos perdido un poco, pero se escuchaba música y sólo ha sido cuestión de, cual niños detrás del flautista de Hamelín, seguir su sonido.

En realidad me da un poco de pena la İstanbul turística, puesto que lo que te encuentras es un montón de gente pescando en un puente, calles estrechas y semiderruídas, palacios y edificios imperiales que sí, muy bonitos, pero que los hay en todo el mundo, hosteleros sangrándote el bolsillo, vendedores en el bazar (que no deja de ser un mercadillo) que hasta parece que te insultan... todo ello bañado con gente "distinta", como mujeres a las que el velo sólo les permite sacar la nariz (vestidas de negro, cuya "subdivisión" del İslam desconozco), que quieras que no a un occidental le echa un poco para atrás. No es ni mucho menos la parte más representativa de İstanbul, una ciudad que tiene mucho más que ofrecer que las ruinas de un imperio extinto, y otro que lo fue hace más de 500 años.

Volviendo a lo que nos toca, allí hemos aparecido, en el patio interior de un bazar, donde se celebraba el festival. No había mucha gente, pero el espectáculo era suficientemente interesante como para no preocuparme por eso, es más, daba la impresión de estar "en familia", cosa que he agradecido. Lo primero ha sido Koptu Kervan, una tribu de jipis con orientaciones sufíes e hindúes, compuesta por un flautista, percusionista con una darbuka (¿darbukista?), un hombre con un sitar (¿sitarista?), una violinista, un hombre con un ud o laúd turco (¿udista? ¿laudista?) y un bailarín derviche con su característica danza sobre sí mismo.


Musicalmente han estado correctos, cantando a coro melodías de corte religioso, con la originalidad de la mezcla de instrumentos 100% hindúes (el sitar) con otros mas propios de la cultura musulmana y turca, ejemplos de la música del mundo, como el panfleto del festival indicaba ("Dünya Müziğinden Seçmeler"). Si tenemos en cuenta mis sentimientos en esta ciudad, lo novedoso que era para mi ver un derviche girando y lo exótico de los instrumentos, creo poder decir que el momento ha sido mágico. Y qué decir de la violinista, que me ha recordado a mi infancia (más incluso a la infancia de mis hermanos), puesto que era un clon, sin enchufes en el pelo, de un electroduende de la Bruja Avería.


Mientas tocaban, el cielo ha empezado a apagarse (cosas del invierno que se acerca), así que han decidido encender unos candiles que había en los arcos encima del escenario. Con un respeto por los riesgos laborales que roza lo cómico, uno se ha colgado de la repisa mechero en mano, mientras su vida dependía de los brazos de otro que le cogía por los pies. De la misma manera, al acabar el festival, han recogido las banderas que podeis ver en algunas fotos (por cierto, sorprendentemente, ninguna era la bandera de Turquía) andando por la tejabana de chapa sin más protección que la que ofrece un día sin lluvia (por lo tanto el techo no estaba resbaladizo, que algo es algo).



Koptu Kervan tocaba a las 3, y sin embargo lo han hecho a las 4, así que de salida el festival contaba con una muy digna hora de retraso, muy a la española, que por algo compartimos mar y desconocimiento mutuo. Así que la transición ha sido bien rápida (apenas 15 minutos) y la siguiente banda, Karagüneş (lit. "sol oscuro"), contaba músicos técnicamente mejores que los primeros, pero quizá demasiado serios. Estaba compuesta con "darbukista" (me gusta la palabra), un guitarrista, un hombre con un cimbalón (¿cimbalonista?) un flautista y un hombre tocando una rabeca (¿rabequista?).


El cimbalonista era la voz cantante, que solía estár acompañada por el guitarrista. Como dúo, sobre todo al principio, me ha parecido que no tenían mucho orden. Pero quizá la culpa esté en el técnico de sonido, que probablemente por su incopetencia y su mala situación respecto al escenario (estaba en el lateral del mismo y junto a grandes bafles, no enfrente como debiera), la ha cagado varias veces. Probablemente los músicos no se escuchasen bien entre ellos, de ahí la pequeña diferencia de tono cuando cantaban conjuntamente.

Si alguno conoce la historia de Led Zeppelin, sabrá que John Bonham nunca murió, sino que se dejó pelo largo, se hizo turcoparlante, un poco más joven y se metió a tocar la darbuka en un conjunto folk.


Es difícil comentar con palabras cómo sonaba la música, porque para mí era todo muy novedoso, y era incapaz de diferenciar los estilos que, viendo como cantaban las canciones todos los turcos presentes, era evidente que eran muy característicos. Ozan estaba encantado, cada poco se levantaba para comentar qué era lo que sonaba. De lo que me quedó claro es que mezclaban canciones folk típicas del Mar Negro con melodías religiosas sufíes y alevíes. Espero poder conseguir alguna canción y reeditar esta entrada con algún audio para que escucheis, si lo hago ya os lo comento para que volvais a leer esto.

Mientras Karagüneş estaba en el escenario, Zeynep ha tenido que marcharse. Yo la he acompañado, como buen galán, hasta la salida del bazar, iba a hacerlo hasta el muelle, pero ella me ha pedido que no, que no hacía falta y que volviese al concierto. Ha hecho bien porque probablemente me habría perdido. He regresado entre las calles rebosantes de gente hasta el concierto, del cual se había adueñado definitivamente la noche, y que era un increíble contraste con el rudo movimiento comercial del exterior.


Después de Karagüneş ha habido un receso, esta vez se han tomado un poco más de tiempo, aunque el escenario estuviera ya preparado. Los músicos, cual Madonna o Amy Winehouse, se han hecho de rogar un poquito. Entre ellos estaba la estrella de la noche, así que ha ejercido como tal... bueno, eso quizá es exagerado, que sólo han tardado 30 minutos entre banda y banda. Y... también es exagerado decir que era una estrella, puesto que hemos tenido que perguntar cuál de ellos era.

Es la banda de Bülent Sesler ("Roman Havaları", "Aires Gitanos"), hijo de Selim Sesler, famoso clarinetista gitano. Es por ello que he pensado que el clarinetista de la banda era él. Pero no, era el hombre del gran cimbalón. Según han empezado me he dado cuenta que eran muy buenos músicos, un ¿udista?/¿panderetista?, un ¿darbukista?, un ¿cimbalonista?, un clarinetista, un percusionista que tocaba diversos instrumentos y finalmente un violinista, el cual tuvo que lidiar con el sonido, puesto que no era capaz de escucharse a sí mismo y que el bafle a su derecha empezó a zumbar durante la segunda canción. Razón por la cual desde ese momento he perdido el interés por la música.


A eso ha ayudado que Ozan quería subir al primer piso a ver cómo se estaba ahí. Y desde entonces, el festival ha cambiado por completo...


Pues sí. Ya me olía algo cuando al subir las escaleras me encontré con un pequeño cuartucho con gente comiendo y riendo. Y cuando al avanzar por el corredor empezó a oler como a anís, y acto seguido un grupo de gente con una extraña bebida de color blanco empezó a aplaudir a nuestro paso. Ese colorcillo blanquecino, y el dulce aroma del anís, no era otra cosa que un buen vaso de "rakı", bebida alcohólica tuca por excelencia.

Esto era el principio, puesto que al doblar la esquina han comenzado a aparecer concineros y he escuchado voces de gente. Y, al torcer definitivamente la última esquina, ha aparecido ante mí un pasillo repleto de puestos de comida y de gente animada. Y... ¡todo gratis! Y ya sabeis lo que me gusta a mi lo que sale por 0 euros o 0 liras... Jejeje, así que por ahí ha aparecido Ozan con un amigo suyo (que se habían adelantado al oler el "rakı" los primeros) con un vaso de zumo de cerezas llamándonos para ir a testar el "helva", postre del que ya os hablé en mi séptimo día de viaje. En esta ocasión estaba cubierto de nata. Mucho más rico (y barato) que el que recuerdo tomar aquel día 7 en el bazar de Kadıköy. Después ha sido momento de hurgar entre las mesas rapiñando todo lo comestible, y mojándolo en rica salsa de yogur. La foto no hace mucha justicia, puesto que está casi todo finiquitado.


Después de deglutir, Ozan ha decidido llevarme a donde los bebedores de "rakı". Gran idea. Estaban bastante animados y alegres, encantados de encontrarse con gente nueva con la que conversar. Eran armenios, así que no han tardado en sacar a relucir (con simpatía) su rivalidad con los turcos, diciendo algo parecido a que "los turcos son cojonudos, pero los armenios son la reostia". Es con ellos cuando por fin he probado el "rakı", estaba esperando a un "meyhane" (ya os comentaré qué es cuando vaya a uno), o a ir a Burgazada a beberla en un bar que quiero conocer, pero en realidad, probarlo ahí con desconocidos a los que entre la borrachera y mi nulo turco era imposible escuchar, ha sido mucho mejor.

Ozan ha ejercido de "embajador" y traductor, comentando a diestro y siniestro que yo era un español que estaba aquí escribiendo un libro y una página web y que bla bla bla. Por lo que el olfato comercial de los armenios salió a relucir, pidiéndo que comente algo sobre el bazar en esta página, ya que no hay muchos turistas que se acerquen. Así que en esas he aprovechado para sacarme una foto con ellos y, de paso comentar lo que es ese edifico en el que me he divertido esta noche.


Este lugar fue construido en 1764, como lugar de reposo para mercaderes; el nombre, "Büyük Yeni Han" (lit. "Nueva Posada Grande"), hace referencia a este pasado. Con el tiempo se ha convertido en un bazar dedicado a la artesanía de la plata, de la cual he visto una muestra que luego comentaré. Estos hombres con los que he compartido risas bañadas en alcohol (cosa que une casi tanto como la sangre) son currantes del lugar, que a duras penas puede promocionarse ya que, aun estando el Gran Bazar a dos pasos, los turistas no frecuentan demasiado esta parte, quedándose en los aledaños del recinto del bazar grande, sin internarse en las callejuelas que llevan al Büyük Yeni Han y, por qué no decirlo, es un recinto semicerrado de no muy buena pinta estética (está un poco derruído) que no llama a entrar en él.


Así que aquí os dejo la dirección, por si alguno viene a İstanbul y quiere comprar artesanía de plata que no recuerdo lo que cuesta el gramo, pero no me pareció demasiado si tenemos en cuenta que es plata pura y el trabajo que lleva detrás. Está en los alrededores del Gran Bazar.

BÜYÜK YENİ HAN
Çakmakçılar yokuşu, Eminönü

Después de despedirnos (durante media hora, que eso del "rakı" suelta la lengua cosa mala) hemos vuelto a la parte del papeo, pero por el camino ha aparecido un par de nargiles listos para ser fumados. Así que al lío que nos hemos ido, no he fumado mucho porque estaba pendiente de otras cosas, pero bueno ahí hemos participado del show.


Como habreis comprobado, la música había desaparecido de mi cabeza, ya no recuerdo más de la banda de gitanos, y eso que prometían buenas cosas. Pero empezaba a sonar algo nuevo, una mezcla de folk y rock muy al estilo de "Celtas Cortos" pero en versión turca. Eran "Günyüzü", un ¿udista?, un violinista, un baterista, guitarrista y bajista eléctricos, clarinetista (y viento en general) y un cantante que alternaba palmas, bağlama y acordeón.


Animaban mucho el cotarro, ya que añadian un toque fiestero al folk, y además mientras sonaban han empezado a desfilar modelos ataviados con ropas del İstanbul clásico, ya fuera de istanbulitas o de extranjeros que llegaban a la ciudad, ya fuera del siglo XIX o del II. Los modelos, acertadamente para ellos y para mí, han subido a mi lugar de retiro para comer gratis y posar gentilmente para mi cámara (y la de muchos otros).


Con todo el pescado vendido en la parte superior, hemos vuelto a bajar al "gallinero", a escuchar mejor la música. Ahí, con Günyüzü animando, algunas mujeres han empezado a bailar, primeramente un par de ellas se han soltado con danzas típicas del Mar Negro (según me han chivado, que no lo sabía), y después, acabando el concierto, han hecho un corro danzante típico del este de Turquía. Es una pena no tener video del momento que, como tantos otros de la noche, escribir sobre ello le hace muy poca justicia.

Con el concierto terminado, mientras se preparaba la última banda, y al calor de la noche (por no decir al frío, que no suena romántico), han empezado a sonar unos martillazos en una esquina del patio. A la luz de unos grandes focos, 3 artesanos de la plata estaban realizando detalles sobre bandejas de plata "virgen", de color mate y textura rugosa. Según he sabido (Ozan y su palabrería de nuevo al rescate) estaban haciendo réplicas de la vajilla imperial del palacio Topkapı, sólo con martillos y cinceles. No se cómo he acabado trayéndome un catálogo a casa, pero el caso es que aquí tengo fotos de toda la colección de utensilios de plata que fabrican.




Justo cuando empezaba a aburrirme del martilleo de los artesanos, ha empezado el último concierto del festival, "Zamansız", una banda que me ha parecido cojonuda y, en palabras finas, con una sensibilidad musical sublime. Estaba compuesta por un ¿darbukista?, dos guitarristas, un bajo eléctrico, un ¿bağlamaista? (que tocaba de cine) y un cantante/percusionista. Han tocado música en un tono relajado y relajante, con suavidad, dejando que la melodía entrase en nuestras cabezas sin llamar, pero sin molestar. La pena ha sido, otra vez, el sonido, puesto que el bajo retumbaba, sin que el técnico pudiera (o supiera) arreglarlo.

Y lo mejor de espectáculo ha sido que se ha convertido en una especie de feria de la performance, ya que en un momento dado (no se si premeditadamente o no) ha surguido entre las tinieblas una mujer con unas cariocas de fuego (dos cadenas con dos bolas de fuego en los extremos) que se ha exhibido al son de la música, resultando una combinación perfecta. Justo en la siguiente canción, el mismo bailarín derviche de la primera actuación ha vuelto a danzar, no sin cierto ego (nadie le había dado vela, y ahí se puso en medio de todos), pero siempre elegante.


Otro momento estelar ha sido un hombre, completamente borracho, que quería cantar. Según me han traducido ha dicho algo así como "ya se que no estoy en el programa, pero quiero cantar". Amablemente han intentado bajarle del escenario, cosa que les ha costado como 5 minutos y un montón de carcajadas.

Para finalizar, justo cuando nos íbamos, han aparecido dos mujeres espectaculares, con trajes increíbles que, después de dejarnos con la boca abierta con su baile, abrieron por los costados cual si fueran alas para realizar una nueva coreografía, más apabullante si cabe. Todo salió a pedir de boca, desde la entrada a eso de las 4 hasta marcharnos a eso de las 10 y media.



Ya recogiendo, una de las chicas de la organización ha querido sus 5 minutitos de gloria, y ha subido a cantar acompañada por el ¿bağlamaista?, aunque nos hemos ido y no hemos escuchado toda la canción, realmente cantaba muy bien. Pero eso, nos marchábamos a coger el ferry antes de que se nos escapase. Hemos andado por las calles vacías del bazar, cosa que me ha resultado un poco tétrico, más sabiendo cómo son cuando estan llenas, repletas de vendedores locos y compradores compulsivos.

El amigo de Ozan nos ha recogido en coche y nos ha llevado a Kabataş, el muelle al otro lado del puente Gálata. Ahí hemos cogido el ferry a Kadıköy, mientras charlábamos de muchas cosas. Entre ellas de mi futuro, puesto que he quedado con Lara para habar con la jefa de su academia de idiomas para dar clases de español, y Ozan me ha preguntado qué tipo de trabajos puedo desarrollar como ambientólogo, puestro que él trabaja en el Ministerio de Agricultura, y se puede enterar de algo. Esta pareja es increíble, a cada segundo pretenden ayudar todo lo que pueden, cosa que es de agradecer infinitamente. ¡¡¡GRACIAS!!! TEŞEKKURLER!!! ESKERRIK ASKO!!!

Y nada más, el bus 17 que me deja en la puerta de casa estaba esperándome en la estación, y plácidamente semidormido he llegado a casa donde, manta en mano y almohada en cabeza, me he quedado sobao en un santiamén. Sólo lamento que la pobre Zeynep, por culpa de sus exámenes, no pudiera disfrutar de la mejor parte del festival, aunque creo que ella lo lamenta bastante más que yo.

İyi geceler!

3 comentarios:

Unknown dijo...

Si te ofrecen curro cógelo, porque así te puedes sacar el permiso de residencia y de trabajo y te puedes quedar todo lo que tú quieras.

Por otro lado, los sueldos aquí son muy bajos, por eso ves que hay niños que trabajan :(.

Javi dijo...

no voy a coger curro de profesor de español, porque en este momento es prioritario intentar ser ambientólogo de provecho, si acasao sonase la flauta y pudiera conseguir algo así en turquía...

pero de momento me vuelvo a casa a sacarme un poco la vida adelante, que va siendo hora.

Anónimo dijo...

Joe, y yo que al ver la foto pensaba que te ibas a pasar el dia sin hacer nada como el Bardem en "Los lunes al sol".Què envidia!