Ecuador de la aventura. Día 42

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Hoy es el ecuador de mi presencia en İstanbul. Me siento un poco extraño, es como si hubiera subido una montaña y estuviera en la cima. Es el punto álgido de toda aventura, sin duda, pero también marca el momento en el que toca descender, la mitad de un viaje que, desde hoy, conozco su final.


Aquí he encontrado absolutamente todo lo que esperaba, y alguna cosa más. Sorpresas te da la vida, que te da sorpresas. Soy muy afortunado por poder estar donde estoy y como estoy, sin preocuparme por el dinero puesto que lo tengo desde antes de venir, sin problemas de salud, de amigos, apenas alguno familiar que a buen seguro se arreglará a mi regreso. Tengo todo lo que puedo desear, salvo una taza del water en condiciones, pero tampoco es nada grave.


Gracias a este viaje he aprendido el valor de la responsabilidad, el de sacarte las castañas del fuego tú solito, apañárselas con lo que se tiene en mano y que un amigo, un hermano o un padre, es lo mejor que te puede pasar en la vida (lo mismo para amigas, hermanas o madres, sin olvidar a las abuelas). En fin, que me siento con mucha energía para hacer lo que quiera, me siento "poderoso", aunque también tengo miedo a sentir nostalgia, porque el día que me marche (23 de diciembre) dejaré aquí cosas importantes para mi.


Pero bueno, todo lo que dejo, si realmente es para mí, volverá a mis manos. Yo no quiero hipotecar el futuro a costa del presente, tengo claro que hoy quiero quedarme en İstanbul para siempre, pero que si lo hago, me puedo arrepentir. Necesito un futuro al que agarrarme, un trabajo que me permita evolucionar como quiero, que la vida es una y no tenemos más que una oportunidad para vivirla. Si İstanbul es mi destino, aquí volveré. Desgraciadamente esto no es Super Mario, que con las setas verdes puedes volver a empezar la pantalla.


En fin, como dice la película de Kiarostami, "...Y la vida continúa". Así que con una gran sonrisa, puedo decir que hoy he vivido la mitad de mi sueño y soy muy feliz en este preciso instante. Sentado en mi sofá, sin más responsabilidad que escribir estas líneas, y quizá de comprar un gorro otomano para el perro de Alex y un imán para la nevera de Maite (para ti Bego, tengo otra cosa en mente). Siento envidia de mi mismo...


Esta mañana he querido ir a mi curso de turco por una vía nueva. Resulta que al otro lado de la colina (vivo en Altıntepe, que significa "colina dorada") hay una autopista por la que pasan más autobuses que por el lado del mar. Además son muchísimo más rápidos. El problema es que están hasta el culo de gente. Si no tengo prisa, prefiero irme en los que ya conozco. La otra putada es que, aunque le llamen colina, es un jodido monte que si no tiene cabras es porque se las han comido antes de hacer las calles. Os advierto, en İstanbul (y seguro que en toda Turquía), si veis algun sitio cuyo nombre termine en "tepe", escapad de él, salvo que tengais piolet y cuerdas de escalada.



Al final, como tenía tiempo, he querido irme a Bostancı, puesto que pasaba de ir enlatado en una autopista. Quería testar el camino, así que tomé una ruta alternativa para volver. Desastre. He andado perdido probablemente 45 minutos, sin tener ni pajolera idea de dónde estaba. Buscaba la referencia de la mezquita o del mar, o al menos del desnivel de la colina. Pero sólo he encontrado gatos por doquier.


Finalmente, al final de una calle, he visto el mar al fondo, así que ya he sabido guiarme hasta casa. Al final no he ido a clase porque.... pues no lo se bien, he preferido meterme en casa y escribir un poco, hacer otras cosas. Ya que el curso no me estimula una mierda. El lunes vuelvo, te lo prometo Lara (bueno, no lo prometo, simplemente lo digo).



En estas he acabado de escribir y actualizar el blog y, para mi sorpresa, ha comenzado a entrar gente de todo el mundo con un pico de 27 personas, y un total máximo de 125 en las últimas 24 horas. Gente de todo el mundo, los 5 continentes (6 si dividimos América en 2), todas las culturas y países. Se que ha sido una casualidad, probablemente sumar en un día comentarios de fútbol y de actualidad hace que los buscadores de internet, al menos durante un par de minutos, me coloquen muy visible.


Pero ninguno ha dejado comentarios, así que no son amigos y no me interesan. En la foto podeis ver la cantidad de puntitos rojos, que son las visitas de hoy. Los puntos verdes son la gente conectada en este instante, 22.32 de la noche turca, 21.32 de la euskalduna. El punto sobre İstanbul es evidente que es el mío, y el situado (más o menos) sobre la ría del Nervión, a buen seguro que es mi hermana Bego (¡hola Bego!).



Pues nada, que la cena se os de muy bien a todos. Yo ensaladilla rusa y sopa, que el frío empieza a apretar en esta ciudad del demonio.